Hay principios financieros que se encuentran en la Palabra de Dios que nos instruyen en la conducción de nuestros asuntos financieros. Uno de los temas principales de la Biblia es la obediencia al Señor. Practicar estos principios financieros demuestra que los cristianos confían en Dios en esta importante área de sus vidas.
Principio nº 1
DIOS ES EL DUEÑO DE TODO
Este principio fundamental es que Dios es la fuente de todo. Él es el dueño de todo. Nosotros sólo somos administradores. Todo lo que tenemos y todo lo que somos son dones que Él nos ha confiado.
Este concepto es tan ajeno a nuestro pensamiento normal que puede parecer limitante, pero es realmente liberador. En cuanto empezamos a poseerlo, empieza a poseernos. Nuestras posesiones tienden a poseernos. Perdemos la alegría y la sensación de libertad si asumimos una responsabilidad que Dios nunca quiso que asumiéramos. Él posee, nosotros administramos.
Mi vida no es mía; es un don que Dios me ha confiado. No necesito preocuparme por cuándo terminará porque eso está en Sus manos. Puedo relajarme y disfrutarla. Tendré la comida que necesito. También el cobijo.
Dios dice: "Te prometí que si buscas primero mi reino y mi justicia, eso y todo lo demás te será provisto". Necesitamos reconocer que todo lo que somos y todo lo que tenemos, Dios nos lo ha dado.
TODO lo que somos
y TODO lo que tenemos
pertenece a Dios.
Confiar en Dios
Comprender que Dios es el dueño de todo y que nosotros somos los administradores de los dones que Él nos da es un principio fundamental para entender nuestra relación con Dios y cómo debemos responderle. Si no entendemos bien esto, ¡el resto no tendrá sentido!
Principio nº 2
DAR ES ESENCIAL
Dar es el resultado de comprender lo que significa vivir una vida de corresponsabilidad. Es esencial porque implica poner a Dios en primer lugar en nuestras vidas.
¿De qué manera podemos poner a Dios en primer lugar? Una forma es pasar tiempo con Dios, tener un tiempo de silencio diario con Él. Si eso no ocurre en nuestras vidas, significa que alguien o algo es más importante que el Señor.
Otra forma de poner a Dios en primer lugar es confiar en que Él cuidará de nosotros. Confiar es antes que dar. A veces es más fácil confiar en Dios para nuestra salvación eterna que confiar en Él para que "nos dé hoy nuestro pan de cada día". Sin embargo, los cristianos sabemos que si confiamos en Dios y vivimos de acuerdo con Su voluntad, Él cuidará de todas nuestras necesidades.
Si confiamos en Dios, nunca podremos decir "no puedo permitirme dar". Según Deut. 14:23, uno de los propósitos del diezmo era enseñar al pueblo de Israel a poner a Dios en primer lugar en sus vidas. El diezmo enseña una confianza en Dios que es fundamental para nuestra relación con Él.
Confíe en
Viene
Antes de dar
A toda prisa por la vida
Parece como si siempre estuviéramos intentando encontrar una forma mejor de organizar nuestro tiempo. El tiempo vuela. Se nos escapa y pasa de largo. Qué cierto es esto para todos nosotros.
Antes de que nos demos cuenta, es el final de un día, una temporada o un año, y seguimos planeando organizarnos y aprender a gestionar mejor el tiempo. La verdadera pregunta es: ¿estamos llenando nuestros días de cosas importantes? ¿Cuándo fue la última vez que hiciste inventario de las cosas que te quitan tiempo?
Principio nº 3
DEJAR MARGEN
Cuando vivimos en un mundo en el que el teléfono siempre está sonando, el móvil siempre está con nosotros, hay que responder al correo electrónico, hay que ocuparse de un sinfín de deberes en casa y hay que asistir a la escuela y a las actividades relacionadas con la iglesia, se hace más difícil reservar tiempo para renovarnos y recargarnos. Desgraciadamente, la mayoría de nosotros tomamos pocas precauciones en nuestra vida para protegernos de nuestras agitadas agendas.
Son los recursos internos que tenemos los que primero se agotan cuando se trata del matrimonio, la crianza de los hijos, la toma de decisiones y las prioridades vitales. Es muy difícil ser una persona en paz interior si no nos reservamos al menos un poco de tiempo de silencio cada día.
El punto de partida durante ese "tiempo de silencio" es Dios. Él es quien nos da nuestras directrices. Tenemos que dedicar tiempo a escuchar la voz de Dios. A continuación, tenemos que eliminar las cosas sin sentido y menos importantes que desordenan nuestra vida y nos roban tiempo. Tenemos que volver a establecer prioridades. ¿Refleja tu agenda del mes pasado las prioridades que consideras más valiosas?
El secreto de la gestión del tiempo no es aprender a ahorrar tiempo o a conseguir más, el secreto es saber utilizarlo.
Ahorrar evita trampas
¿Sabía que la persona media de nuestro país está a tres semanas de la quiebra? Tiene poco o ningún dinero ahorrado, obligaciones regulares y fijas para mantener un estilo de vida relativamente "elevado", importantes obligaciones crediticias mensuales y una dependencia total del sueldo de la semana que viene para mantener el presupuesto a flote.
Principio nº 4
LA BIBLIA RESPALDA EL AHORRO
La principal razón por la que la mayoría de la gente ahorra poco es porque vivimos en una cultura que no practica la abnegación. Cuando queremos algo, ¡lo queremos ya!
Sin embargo, las Escrituras nos animan a ahorrar. "El sabio ahorra para el futuro, pero el necio gasta todo lo que consigue". (Proverbios 21:20 LB) En cambio, la sociedad dice: "Gasta todo lo que ganes".
El ahorro regular es una previsión para el mañana. Crea un colchón de seguridad financiera para emergencias. Una buena regla es ahorrar el equivalente a dos o tres meses de sueldo, por si no puedes trabajar por enfermedad o lesión.
Al ahorrar, también debemos tener en cuenta el equilibrio. Si nos concentramos únicamente en ahorrar, nuestra atención y afecto gravitarán hacia allí. Debemos tener cuidado de equilibrar nuestros ahorros e inversiones dando generosamente al Señor. Cuando recibimos ingresos, el primer cheque que escribimos debe ser para el Señor, el segundo cheque para nuestros ahorros.
Recuerda que la forma más eficaz de ahorrar es empezar pronto y ser constante.
Cuando recibimos ingresos,
el primer cheque que escribimos debe ser para el Señor,
el segundo cheque para nuestros ahorros.
El agujero negro de la deuda
El diccionario define deuda como: "Dinero o propiedad que una persona está obligada a pagar a otra".
La perspectiva de las Escrituras sobre la deuda es clara. "Como el rico domina al pobre, así el prestatario es siervo del prestamista". Proverbios 22:7.
Principio nº 5
NO ENDEUDARSE
La deuda impone un coste tanto financiero como físico.
La familia media gasta más de lo que gana al año, la mayor parte de lo cual acaba en una asfixiante deuda de tarjetas de crédito. A finales de 2000, el titular medio de una tarjeta de crédito tenía una deuda de 8.123 dólares. (Newsweek- 27 de agosto de 2001)
La deuda tiene un impacto negativo en las relaciones. Aumenta el estrés, lo que contribuye al cansancio mental, físico y emocional. En una encuesta reciente entre divorciados, el 80% declaró que las finanzas eran el principal factor. Muchas personas elevan su estilo de vida mediante el endeudamiento, sólo para descubrir que luego la carga de la deuda controla sus vidas. El elevado coste de la deuda exige a menudo trabajos adicionales, por lo que se pasa más tiempo "en el trabajo" y menos con la familia.
Si pedir prestado te ha puesto en una situación de esclavitud, hay una forma de salir de ella: Decide hoy que no vas a endeudarte ni un dólar más. A continuación, intenta recortar gastos en todos los ámbitos de tu vida.
Así como Dios utiliza el dinero para mejorar y dirigir nuestras vidas, Satanás lo utilizará para encadenarnos. Los cristianos deben aprender a reconocer los peligros de la esclavitud financiera.
Las estadísticas muestran que la gente gasta casi un tercio más
cuando utilizan tarjetas de crédito en lugar de efectivo.
Quiere lo que tiene
Una de nuestras tendencias mentales más omnipresentes y destructivas es la de centrarnos en "lo que queremos" en lugar de en "lo que tenemos". Una persona que piensa que será más feliz con más, descubre que una vez que tiene más, no le satisface. Querer lo que no tenemos produce un ciclo interminable de estrés indebido en nuestras vidas.
Principio nº 6
EL SECRETO DE LA SATISFACCIÓN
"Pero la piedad con contentamiento es gran ganancia. Porque nada hemos traído al mundo, y nada podemos sacar de él". I Timoteo 6:6-7.
¿Cómo alcanzar la satisfacción cuando nuestra cultura y todo lo que nos rodea tiende a centrarse en la satisfacción inmediata? Los anunciantes suelen insistir en la importancia de lo bien que uno se va a sentir, más que en la función del producto o servicio. Ese atractivo emocional es tentador. Tenemos que recordarnos a nosotros mismos que las grandes ganancias no vienen necesariamente de tener más cosas.
El contentamiento implica aprender a amar la voluntad de Dios, independientemente de las circunstancias. El creyente que no está rodeado de lo último de todo no debe sentirse frustrado por la comparación con los demás. El contentamiento no viene de las cosas materiales.
Como muy bien afirma George Fooshee en su libro You Can Beat the Money Squeeze, "La gente compra cosas que no necesita con dinero que no tiene para impresionar a gente que ni siquiera le gusta".
Reconocer al enemigo. La misión del diablo es desviarnos de servir a Cristo, y eso puede significar plantar semillas de descontento.
Un dicho que vale la pena sobre la satisfacción:
Úsalo,
desgástalo,
hazlo,
o prescinde de él.
La palabra con "B
¿Presupuestar o no presupuestar? La palabra con "B" a menudo evoca pensamientos de presión financiera, pero un presupuesto es en realidad un plan de gastos que sienta las bases para otros tipos de planificación en nuestras vidas.
Principio nº 7
Elaborar un presupuesto
"Con la sabiduría se construye una casa; y con la inteligencia se establece". Proverbios 24:3
Somete en oración las decisiones de gasto al Señor. Todo lo que poseemos es propiedad de Dios, y debemos gastar para agradarle a Él y no con un propósito egoísta.
Independientemente de que gane 8.000 u 800.000 dólares al año, un presupuesto o plan de gastos le ayuda a tomar mejores decisiones financieras. Te permite no perder de vista tus valores y prioridades.
Te preguntarás: "Si dar es tan "correcto" y produce tanta alegría y bendición, y si ahorrar es tan sabio y produce una sensación de bienestar, ¿por qué me cuesta tanto hacerlo?".
La respuesta es... acostúmbrate a llevar un registro. Sabrás exactamente lo que cuesta todo; sabrás cuáles son tus gastos básicos; sabrás lo que cuestan los lujos adicionales. Esto te ayudará a elaborar un plan o presupuesto realista.
Una vez desarrollado este hábito de llevar registros, encontrará la libertad que da el saber que vive dentro de sus posibilidades. Muchas veces, la incapacidad para ahorrar o aumentar las donaciones se debe a un gasto excesivo causado por no saber adónde va el dinero.
La mayoría de nosotros abordamos las cuatro cosas que podemos hacer con el dinero en este orden: estilo de vida, deudas, ahorros y donaciones. Con un plan establecido - un presupuesto - podemos invertir el orden dando primero con alegría y permitiendo que nuestro estilo de vida le siga. Como administradores cristianos, necesitamos establecer nuestro presupuesto en torno a nuestras ofrendas, no a nuestro estilo de vida.
Pregúntese
dos preguntas:
¿Lo necesito?
¿Puedo permitírmelo?
No con tu dinero
A veces, en la cultura actual, es difícil no endeudarse y mucho menos asumir la deuda de otra persona. Cuando estamos endeudados, estamos en una posición de servidumbre hacia el prestamista. La perspectiva de las Escrituras sobre la deuda es clara. " Que ninguna deuda quede pendiente" Romanos 13:8 NVI.
Principio nº 8
No cofirmes
El aval está directamente relacionado con la asunción de deudas, en el sentido de que uno se hace responsable de la deuda de otro. "El hombre falto de juicio da la mano en prenda y pone en garantía a su prójimo". Proverbios 17:18.
¿Cuál es el trasfondo del aval? En esencia, lo que un prestamista profesional está diciendo es que, tras analizar el préstamo, no ve forma de ofrecer un préstamo a menos que pueda conseguir que alguien financieramente responsable avale el préstamo.
Estadísticas alarmantes rodean a los que cosignan un préstamo. Crown Ministries informa que un estudio de la Comisión Federal de Comercio encontró que el 50% de los que cofirmaron préstamos bancarios terminaron haciendo el pago. Setenta y cinco por ciento de los que cofirmaron para préstamos de compañías financieras ¡terminaron haciendo los pagos! Las estadísticas demuestran que la tasa de bajas es alta.
Si eres cosignatario, el acreedor puede cobrarte la deuda sin intentar cobrársela primero al prestatario. Si no estás en condiciones de pagarla, pueden demandarte y/o dañar tu calificación crediticia.
Tenemos que entender las implicaciones reales de ser cosignatarios y la deuda que estamos asumiendo con esta acción. Como cristianos, debemos ayudar a nuestros amigos y familiares a valorar la posición en la que nos colocan al pedirnos que avalemos.
Si un prestamista no asume el riesgo, ¿debería hacerlo usted?
¿Quién es mi verdadero jefe?
La Escritura lo explica: "Todo lo que tu mano encuentre para hacer, hazlo con todas tus fuerzas". Eclesiastés 9:10. El Señor espera que hagamos lo mejor que podamos. Hay valor en el trabajo.
Principio nº 9
Trabajar duro
Nuestro verdadero jefe es el Señor, y a Él le agrada el trabajo duro en busca de la excelencia. Nuestro trabajo nunca debe estar a un nivel que la gente equipare con la mediocridad. Nuestro trabajo es un reflejo de nuestra relación espiritual con el Señor.
Esto no significa que tengamos que ser perfectos y no cometer nunca errores en nuestro trabajo. El Señor espera que hagamos lo mejor que podamos utilizando los dones, habilidades y capacidades que Él nos ha dado de manera única.
Nuestro trabajo es un regalo. Está diseñado para desarrollar el carácter. Un trabajo no es sólo un medio para ganar dinero, también está destinado a producir un carácter piadoso en la vida del trabajador... si somos médicos, amas de casa, secretarias, vendedores, gerentes o trabajadores manuales.
Sin embargo, por muy importante que sea trabajar duro y con diligencia en lo que hacemos, también tiene que haber equilibrio. Algunas personas trabajan tanto que descuidan los demás aspectos de su vida. Si nuestros trabajos exigen tanto de nuestro tiempo y energía que descuidamos nuestra relación con Cristo y/o nuestra familia, entonces estamos trabajando demasiado. Estamos olvidando la importancia del equilibrio en nuestras vidas.
Los "adictos al trabajo" deben tomar precauciones para no sacrificar lo que es realmente importante. El don del trabajo es sólo uno de los muchos dones que Dios nos ha dado.
La pregunta más importante que debemos hacernos cada día al empezar nuestro trabajo es:
¿Para quién trabajo? La respuesta es: trabajo para Cristo.
Un consejo
"Elcamino del necio es recto a sus propios ojos, pero sabio es el que escucha el consejo". Proverbios 12:15
Principio nº 10
Busque el consejo de Dios
Algunas decisiones merecen más atención que otras por su importancia y sus implicaciones a largo plazo. Antes de comprar una casa, un coche o cualquier otra decisión financiera importante, debemos rezar y pedir consejo.
¿Dónde debemos buscar consejo? Sabemos que la Biblia es la palabra viva de Dios a través de la cual comunica su dirección y sus verdades a todas las generaciones. Por eso debe ser el primer filtro en el proceso de tomar una decisión financiera. Como dice el salmista: "Tus estatutos son mi delicia; son mis consejeros". (Sal. 119:24)
Si estamos casados, nuestro cónyuge debe ser nuestra principal fuente de consejo humano. Buscar el consejo de un cónyuge ayuda a preservar nuestra relación. Sean cuales sean las consecuencias de una decisión, si la hemos tomado juntos, es más probable que nuestro matrimonio se mantenga sano.
Los padres son una segunda fuente de consejo. Nos conocen muy bien y suelen tener el beneficio de muchos más años de experiencia que compartir.
Por último, un amigo cristiano íntimo en quien confiemos y a quien respetemos y que demuestre sabiduría es una buena fuente de consejo. Al preocuparse por nuestro bienestar, nos harán las preguntas "correctas".
Es importante que el orgullo no nos impida pedir consejo. Todos necesitamos un consejo sabio de vez en cuando. Es una gran fuente de fortaleza en el proceso, a veces difícil, de la toma de decisiones.
Si no tienes a nadie que te aconseje, intenta cultivar una amistad con al menos una persona piadosa que pueda aconsejarte cuando lo necesites.